Harakiri a la europea

Por Ollin Vázquez | Septiembre 2023

Alemania entró en recesión técnica después de haber tenido disminuciones en su Producto Interno Bruto (PIB) por dos trimestres consecutivos. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se espera que este país clave de la Unión Europea se mantenga estancado en lo que resta del 2023. Sin embargo, los especialistas del Deutsche Bank Research consideran que esta recesión técnica es solo la punta del iceberg, pues pronostican para Alemania el inicio de un “letargo” económico que duraría al menos hasta 2025. Entre las causas de este letargo se encuentran la desaceleración del comercio internacional y de la economía de Estados Unidos, el fortalecimiento de China y factores estructurales como la incertidumbre y el incremento de los costos energéticos y la disminución continua de su productividad laboral. Estas causas tienen de fondo el cambio de peso económico en el poder geopolítico, que ha pasado de Estados Unidos y los países europeos a China, la negativa del primero a dejar su lugar de potencia hegemónica y los coletazos que ha dado para conservar su poder económico y político.

Para quienes se han informado de los sucesos ocurridos en el mundo saben que quien auspició la agresión del gobierno nazi de Ucrania contra los ciudadanos rusos de la región del Donbass y quien azuzó a Ucrania para solicitar su ingreso a la OTAN fue Estados Unidos.  Esto tenía por objetivo provocar la intervención de Rusia y, así, obtener el pretexto para desintegrarla territorialmente en pequeños estados, ahorcándola económicamente a través de los países europeos. Aunque el objetivo en el largo plazo era, una vez acabada Rusia, aislar a su principal enemigo económico y político que es China. Sin embargo, los países europeos y en particular Alemania resultaron más perjudicados que la misma Rusia.

Alemania, a pesar de que sabía que el rompimiento comercial con Rusia le generaría daños en el sector productivo y en el consumo de los hogares, prefirió acatar los mandatos de Estados Unidos que ver por sus propios habitantes. Es conveniente señalar que el incremento promedio anual del costo del gas en los hogares alemanes fue aproximadamente de 570 euros (10 mil 311 pesos anuales, es decir, 860 pesos mensuales); además, de acuerdo con el presidente de la Confederación Alemana de Artesanos, Hans Peter Wollseifer, varias empresas se encontraban en riesgo de insolvencia por el aumento del precio del gas. No lograron leer la dinámica del imperialismo debilitado de Estados Unidos, que significa sacrificar a quien sea con tal de no perder los privilegios políticos y económicos que lo mantienen como la principal potencia del mundo. Estados Unidos, como ya han dicho muchos analistas, pugna por un mundo unipolar, donde tampoco Alemania cabe, puesto que siempre representará un peligro para Estados Unidos. Éste último, por su lado, sabía que las medidas comerciales contra Rusia debilitarían a Alemania, a la que siempre ha visto con recelo por ser quien encabeza a la tercera economía del mundo: la Unión Europea (UE).

Para dimensionar esto es necesario decir que Alemania dependía en aproximadamente 60% del gas ruso. Además, de acuerdo con el ejecutivo de la empresa Uniper, el gas que recibían de Rusia a precios muy baratos (de 50 a 60% más barato del que podrían comprar de otros países) impulsó y alimentó el desarrollo de la industria alemana durante un buen periodo de tiempo. Del consumo de gas de Alemania, solo una tercera parte se destina a los hogares, otra parte similar es empleada para la producción de electricidad en las centrales de ciclo combinado y el resto, la mayor parte, se emplea para el funcionamiento de las empresas. Ya desde 2018 Donald Trump decía en la cumbre de la OTAN que Alemania podía llegar a ser controlada por Rusia porque dependía de su gas, lo que era perjudicial para la OTAN. A pesar de esta dependencia energética, Rusia no había tomado acciones para “controlar” Alemania, y esto no fue así porque Rusia, a diferencia de Estados Unidos, no pugna por un mundo unipolar, sino por uno multipolar donde todos los países tengan la posibilidad de desarrollar su economía. Para desgracia de Alemania, se prevé que los precios del gas vuelvan a la normalidad hasta principios de 2027.

Adicionalmente, los analistas ven con preocupación la ralentización del crecimiento del comercio mundial porque Alemania es un gran exportador de maquinaria, productos químicos y partes de automóviles. Este freno en el crecimiento del comercio mundial se debe en parte al auge del proteccionismo que ha impulsado Estados Unidos, a raíz de su desindustrialización que se hacía ya latente y su preocupación por el dinamismo de la economía China, y al consecuente cambio en las cadenas globales de suministro, que recientemente están volviendo a desplazar su centro de atracción a Estados Unidos (reshoring y nearshoring). Como dato, a finales de junio el Instituto Económico Alemán dio a conocer que éste país tuvo en 2022 la mayor salida de inversión extranjera directa jamás registrada. Además, de acuerdo con los analistas del Deutsche Bank Research, durante muchos años las empresas alemanas prosperaron porque China demandaba maquinaria, automóviles y otros productos para el crecimiento de su economía; ahora el gigante asiático es capaz de autoabastecerse de estos productos, limitando las importaciones provenientes de Alemania. Por ejemplo, de acuerdo con los datos de la Oficina Federal de Estadística, el comercio de China con Alemania alcanzó récord en 2022, con déficit comercial para Alemania de 84 millones de euros, colocándolo como principal socio comercial del país germano por séptimo año consecutivo.

Es decir, aunque es claro que la desaceleración de la economía alemana no tiene que ver únicamente con el tema energético, sino que se debe sobre todo a un problema de reorganización de la economía mundial, así como al auge de la economía china, lo cierto es que el aumento de los costos de producción ocasionados por la subida del precio del gas ha contribuido grandemente a que se ahonde uno de los problemas estructurales de la economía alemana: el decrecimiento de la productividad industrial. Alemania no debe perder de vista que si Estados Unidos terminara por doblegar a China y Rusia, la Unión Europea sería el siguiente objetivo por destruir, pues en un mundo gobernado por el imperialismo estadounidense no hay lugar para otra potencia económica. De lo contrario, ¿por qué si Alemania se había acoplado comercial y políticamente a China y Rusia, e incluso se estaba beneficiando, Estados Unidos la está obligando a sufrir para mantener su poder económico a flote? Como ya mencionamos, Estados Unidos está dispuesto a sacrificar a cualquier economía con tal de mantenerse como potencia hegemónica.  


Ollin Vázquez es maestra en Economía por la UNAM e investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

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