Por Gladis Mejía | Septiembre 2023
Con el estudio científico de la sociedad capitalista y la crítica de la economía política, Marx descubrió la tendencia del capital hacia su concentración y centralización, a pesar de que en vida no hubiera visto la conversión del sistema en monopolios como forma histórica de organización económica dominante. La concentración, que es el aumento de la masa de capital en cada nuevo proceso de producción debido a la explotación capitalista, y la centralización, que es el incremento de ciertos capitales individuales como resultado de las compras, fusiones o absorciones de los capitales más pequeños (expropiación de capitalista por capitalista), son resultado mismo de la competencia entre los capitalistas. El fenómeno competencia como regla general del sistema se trocó en su contrario: el monopolio.
En 1916, en un análisis completo y abarcador contenido en “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, Lenin ubicó históricamente el surgimiento de los monopolios y trusts, así como del capital financiero internacional, los cuales para 1902 ya se habían repartido el mundo entero. Pese a que Inglaterra era la potencia económica dominante, las empresas estadounidenses ya figuraban entre aquellas a las que les había tocado una parte importante del mercado internacional. Por lo tanto, lo único que quedaba ante el surgimiento de nuevas potencias imperialistas –Japón y Alemania–, decía Lenin, era nuevos repartos para quienes reclamaban también su tajada. Esto demuestra, dicho sea de paso, que no puede haber ningún monopolio permanente y que siempre están bajo el acecho de nuevos competidores, rivales y tecnologías.
El gran revolucionario ruso no realizó este estudio de la economía internacional por una mera curiosidad intelectual, sino para hacer la revolución. Y el partido de Lenin dio resultados. La revolución rusa de 1917 representó un parteaguas en la historia de las luchas del proletariado y en el curso del desarrollo del sistema capitalista. La existencia de la URSS y de los demás países socialistas significó un freno a la expansión de los nuevos monopolios, ahora estadounidenses –pues fueron ellos los que construyeron el entramado institucional post segunda guerra mundial–, los cuales, no obstante, siguieron acumulando poder económico y político. La crisis económica del mundo capitalista durante la década de 1970 y la posterior caída de la URSS impelieron a los monopolios a su expansión agresiva, que se concretó con la imposición de la globalización y el neoliberalismo a escala planetaria.
Esta nueva configuración mundial dista de la época previa a la primera guerra mundial porque la internacionalización de la producción es cualitativamente superior a la división del trabajo que existía a principios del siglo XX. Los monopolios son ahora un sistema mundial integrado, que controla todos los sistemas operativos, y cuyas redes de control colocan a las pequeñas y medianas empresas como subcontratistas suyos[2]. El 80% del comercio mundial está ahora controlado por estas multinacionales, cuyas ventas anuales equivalen casi a la mitad del PIB global[3]. Además, aunque normalmente no se mencione, la globalización solo pudo tener lugar por la liberalización de los flujos financieros a escala mundial.
Más allá de estas cifras, ¿cuál es el poder real de los que controlan el capital global? Aunque la contabilidad se vuelve más difícil por la misma internacionalización del capital, existen algunos estudios empíricos a este respecto. Uno de los más importantes es el trabajo de Vitali et al. (2011). Los académicos utilizaron la metodología de sistemas complejos de redes para dimensionar el control de las grandes empresas trasnacionales para el año 2007, es decir, antes de la Crisis Financiera Global (CFG). Partiendo de que las corporaciones tienen una estructura piramidal de subsidiarias controladas por accionistas, el modelo que desarrollan descubre cómo están conectadas las empresas trasnacionales en el mundo. Comenzaron con un conjunto de 37 millones de empresas trasnacionales y, buscando las interconexiones, seleccionaron 43 mil que controlaban 60% de los ingresos mundiales. Estudiaron la participación en las redes de accionistas que unían a estas transnacionales y encontraron una red de 1,318 empresas en el centro de la economía global, donde 147 (menos del 1%) controlaban el 40% del capital global. Además, de estas últimas, 3/4 son intermediarios financieros: Barclays, JP Morgan, Bank of America, UBS AG, AXA, Goldman Sachs, Credit Suisse Group y Deutsche Bank.
Otro estudio importante que sigue la metodología del anterior es el de Brancaccio et al. (2018), quienes analizan la centralización de capital accionario mundial durante el periodo 2001-2016. En el periodo, las compañías que poseían el 80% del control neto del mercado pasaron de representar el 1.25%, en 2001, a 1%, en 2016. Esto representa un incremento en la centralización de capital del 25%. Después de 2006, justo antes de la crisis y por la crisis, la tendencia hacia la centralización se vuelve un fenómeno regular. Las compañías financieras también están en los primeros lugares de control de propiedad. En 2007, los primeros 3 lugares eran Fidelity Management & Research Company, Capital Research & Management Company y BlackRock Institutional Trust Company. Esto no cambió después de la CFG, donde el top 3 estaba ocupado por Vanguard Group, Inc., BlackRock Institutional Trust Company y Fidelity Management & Research Company.
La contraparte necesaria de tan aguda centralización de capital es la inmensa pobreza que afecta a todos los países, ricos y pobres, con unos cuantos millonarios enjaulados en sus islas de riqueza. Tal situación nos está llevando a una posible tercera guerra mundial. La globalización y el neoliberalismo dirigieron la potenciación de las fuerzas productivas, pero no tienen ya nada más que ofrecerle a la humanidad.
Gladis Mejía es economista por la UNAM e investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.
[1] Siguiendo con la tradición marxista, les llamaremos monopolio, aunque en estricto sentido son oligopolios.
[2] Amin, S. (2019).
[3] Suwandi, I., Jonna, R. J., & Foster, J. B. (2019).
Bibliografía
Panitch, L., & Gindin, S. (2021). The making of global capitalism. In Power and Inequality (pp. 237-244). Routledge.
Vitali, S., Glattfelder, J. B., & Battiston, S. (2011). The network of global corporate control. PloS one, 6(10), e25995.
Brancaccio, E., Giammetti, R., Lopreite, M., & Puliga, M. (2018). Centralization of capital and financial crisis: A global network analysis of corporate control. Structural Change and Economic Dynamics, 45, 94-104.
Suwandi, I., Jonna, R. J., & Foster, J. B. (2019). Global commodity chains and the new imperialism. Monthly Review, 70(10), 1-24.
Amin, S. (2019). The new imperialist structure. MONTHLY REVIEW-AN INDEPENDENT SOCIALIST MAGAZINE, 71(3), 32-45.