Abril 2020
Los datos oficiales dicen que hay 32 millones de trabajadores que no obtienen ingresos suficientes para adquirir la canasta básica para dos personas. La canasta básica unipersonal en marzo de 2020 costaba poco menos de $1,650 pesos mensuales; ésta se refiere únicamente a los gastos referentes a la alimentación del individuo. La tasa de dependencia en México es de 1.3 a 1; es decir que por cada trabajador hay 1.3 personas que dependen del primero. De modo que los 32 millones implican 73.6 millones de mexicanos en condiciones de vulnerabilidad alimentaria dada la emergencia sanitaria y la recomendación de quedarse en casa a fin de aminorar los efectos de la pandemia del Covid-19.
El gobierno federal tiene 16.7 millones de beneficiarios entre sus tres programas de transferencias directas de dinero más importantes a saber, Jóvenes Construyendo Futuro, Pensión Universal para Adultos Mayores y las Becas Benito Juárez, en sus distintas modalidades. Programas que, por su diseño, no abarcan a la población ocupada. Además, los hogares de estos trabajadores, como se sabe, destinan el 100% de sus ingresos al consumo de la canasta básica. Los productos agropecuarios sin ningún procesamiento, los más golpeados por la inflación en el primer trimestre del año, se incrementaron en 9.96%; y los alimentos y bebidas procesados aumentaron 5%.
El panorama no puede ser más preocupante si consideramos que no solo el sector privado no empleará a más gente, y de hecho ya está desempleando, las SHCP ha girado instrucciones de que ninguna dependencia haga nuevos contratos, ni permanentes ni eventuales ni por honorarios en lo que resta del año.
El hambre que de por sí acosa a millones de mexicanos y es resultado de empleos precarios y el desempleo. La situación de urgencia económica en la que nos ha puesto la pandemia del coronavirus agudiza la problemática. De otro lado, no son suficientes los apoyos del gobierno. Urge un plan nacional que atienda el problema del hambre, urge un plan nacional de distribución de alimentos.
Vania Sánchez es doctora en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona e investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.