Plusvalor y sociedad

Abril 2023

Hace dos siglos, Marx criticó el capitalismo. A pesar de que el filósofo es comúnmente asociado con el comunismo, realmente Marx pasó la mayor parte de su vida analizando el capitalismo, más que proponiendo de manera específica la instauración del comunismo. Las grandes preguntas que Marx intentó contestar fueron: qué es el capital y cómo opera, qué sucesos lo originaron y cómo es que logra mantenerse a través de los años pese a las crisis.

Evidentemente, desde aquel tiempo han cambiado muchas manifestaciones del modelo capitalista, pero la estructura social es esencialmente la misma, es decir, que la sociedad continúa principalmente dividida en dos grandes clases sociales antagónicas: la clase capitalista, propietaria de los medios de producción; y la clase proletaria, aquella desposeída de los medios de producción.

Marx descubrió que, bajo las condiciones capitalistas, el producto fundamental es el plusvalor. Todo lo que existe en la sociedad actual es, en primer lugar, plusvalor. Aunque se puedan producir zapatos, libros o ropa, estos productos sólo tienen sentido en tanto que son plusvalor.

El plusvalor es la riqueza obtenida por los dueños de los medios de producción a través de la explotación de las y los trabajadores. Es decir, la apropiación del trabajo de estos últimos por parte de los capitalistas. ¿Cómo ocurre esto? La mercancía que venden los trabajadores y compran los capitalistas es la fuerza de trabajo, o sea, la capacidad de trabajo, y no el trabajo en sí. De acuerdo con Marx: “Diríase que el capitalista les compra con dinero el trabajo de los obreros. Estos le venden por dinero su trabajo. Pero esto no es más que la apariencia. Lo que en realidad venden los obreros al capitalista por dinero es su fuerza de trabajo.”[1] Esta tesis es fundamental para comprender el mecanismo de la explotación capitalista. La fuerza de trabajo, como toda mercancía, tiene valor de uso y valor. Su valor de uso es el trabajo, la propiedad de la fuerza de trabajo de crear valor. Su valor equivale al de los medios de subsistencia de las familias de obreros o trabajadores. Ahora bien, como resultado del desarrollo de la productividad, desde hace ya muchos siglo atrás, la capacidad de producción de riqueza de un trabajador es mayor que la requerida para reproducir su propia fuerza de trabajo. Así, durante la jornada laboral, trabajadoras y trabajadores crean el valor de los medios necesarios para reproducir la fuerza de trabajo durante una cierta parte de la jornada, a lo que se denomina tiempo de trabajo necesario; durante el resto de la jornada, por otro lado, hay tiempo de trabajo excedente, en donde crean un valor suplementario, por encima del valor de su fuerza de trabajo, es decir, el plusvalor. El dinero se transforma en capital sólo cuando se emplea para producir plusvalor, es entonces cuando se transforma en valor que se valoriza.

Los medios de producción se convierten en capital bajo determinadas condiciones: cuando son propiedad de los capitalistas y se emplean para explotar el trabajo asalariado, esto es, para crear plusvalor. Una vez que el capital produce plusvalor, éste puede convertirse en capital adicional si el capitalista lo emplea como tal, y así sucede infinitamente. Este descubrimiento de la producción, acumulación de plusvalor y la forma en que el capitalismo funciona le tomó a Marx 50 años de su vida.

El plusvalor es el fundamento de cualquier posible ganancia en el futuro. Marx descubrió que, bajo las condiciones de producción capitalista, el plusvalor es un producto inevitable y necesario, que puede materializarse en dinero en cuanto las mercancías son vendidas para que tengan un uso, en otras palabras: el plusvalor puede obtenerse en cuanto las mercancías se realizan, en cuanto se usan, en el momento en que sirven de algo. El plusvalor es una necesidad para toda producción futura.

Así, bajo el capitalismo, se puede producir un par de zapatos, pero siempre será plusvalor en forma de zapatos. Si en la fabricación de zapatos no hubiera oportunidad de ganancia al mismo tiempo que una necesidad de uso, nunca se habrían fabricado.

El metabolismo de la producción capitalista, fundada en el acrecentamiento del valor, es muy complejo y su autonomización llega al grado de que la sociedad se asfixia. La investigadora Naomi Klein afirma que el mecanismo del capital ha llegado a ser una entidad difícil de descifrar, el cual tiene a la sociedad a su merced.[2] Cada vez es más difícil mantener la idea de una “sociedad capitalista”, es decir, que hoy es casi imposible conjugar una sociedad con pleno bienestar a la par de una producción capitalista. Dado que las ganancias del capitalismo prosperan en situaciones de desastre social,[3] como guerras, tsunamis o epidemias, es incompatible con una sociedad justa. La economía capitalista no camina de la mano con el destino político de un ideal humanista y el bienestar económico no coincide ya con el bienestar de todos los seres humanos.

Hoy es más que evidente la imposibilidad de crear la sociedad autorregulada y utópica planteada por Reagan y Thatcher en la década de 1970; se ha visto que no es viable dentro de un sistema que se finca en la creación de plusvalor.

Esto fue parte de la crítica de Marx al capitalismo, que hoy sigue siendo una herramienta fundamental para la comprensión de la economía y de la sociedad, pero sobre todo, para su transformación.


Betzy Bravo es licenciada en filosofía por la UNAM e investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

[1] Con motivo del Foro Económico Mundial, que se realizó virtualmente del 17 al 21 de enero de 2022, se publicó un artículo titulado “Las desigualdades matan”. El artículo revela un hallazgo alarmante: desde el inicio de la pandemia de Covid-19 hasta finales de 2020, los milmillonarios tuvieron un aumento sin precedentes en sus fortunas, incrementándolas en 5 billones de dólares. Según el documento publicado por OXFAM, ésta es la mayor ganancia registrada en la historia.

Referencias

[1] K. Marx, Trabajo asalariado y capital, p. 2. Disponible en: https://bit.ly/42ZtW4e

2 Klein, Naomi, La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre, Argentina: Paidós, 2008.


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