La filosofía es una necesidad

Marzo 2023

La filosofía ha sido regularmente incómoda, sobre todo para quienes ostentan el poder de la sociedad, pues aquellos que se encuentran arriba en la escala social hacen lo posible por mantener su postura de poder. La filosofía cuestiona lo dado, aquello que se experimenta; la filosofía analiza las cosas que no se ven y que sustentan más de fondo todo lo que existe. La filosofía comienza a permear en la mente de los seres humanos que van adquiriendo una postura crítica de lo que les rodea. La adquisición de esta postura crítica complica cada vez más la labor de sometimiento ideológico que interesa a aquellos que se aprovechan de la incultura de la gente para someterla a sus intereses.

Recordemos que Sócrates fue condenado a muerte por ser incómodo para los dirigentes de su época. De los tres argumentos que se presentaron para inculpar al pensador uno era que Sócrates “corrompía a la juventud”. Esta acusación era tal porque las posturas de Sócrates estimulaba a los jóvenes para que se cuestionaran las cosas establecidas por la sociedad de ese tiempo, lo que no convenía a los intereses de los que se beneficiaban con el estado de cosas en ese entonces.

Así, hubo también otras víctimas del statu quo. Hegel, que es comúnmente criticado por ser un filósofo defendido por el Estado prusiano, en su momento fue desterrado de las cátedras universitarias por “representar un peligro para las mentes de los que estudiaban sus textos”, todo esto según el mismo Estado prusiano.

No es casualidad que hoy día nos parezca que la filosofía está más atacada y olvidada que nunca. Vivimos en un mundo que tiene un concepto de lo útil mucho más marcado hacia las cosas prácticas y hacia la lógica del dinero. Ya Aristóteles, el gran pensador de la antigua Grecia, mencionaba que la filosofía no es útil si partimos de la definición de utilidad como aquel medio que nos sirve para alcanzar nuestros fines. Para este gran pensador griego, la filosofía no es medio, sino fin en sí mismo; la filosofía no es el tipo de herramienta que se utiliza para alcanzar otra cosa, sino que se le quiere a ella sin otra utilidad que conocer la verdad de las cosas. En nuestro tiempo la utilidad está atravesada por la lógica de la máxima ganancia, por la lógica de la valorización del capital, por esto una rama del pensamiento como la filosofía no sale con buenas cuentas.

Así, hay que hacer claridad en la necesidad del pensamiento filosófico de dos maneras. Primero, saber que todos los ataques, todos los intentos de quitarlo de las escuelas o reducirlo a algunas cuantas materias abstractas es quitarles a los jóvenes un conocimiento crítico de la realidad. Segundo, que ninguna declaración abstracta en favor de la filosofía puede revertir la lógica general con que ésta es tratada.

Por parte de la cuarta transformación hemos tenido opiniones encontradas y dispares que reflejan poca claridad en los projectos impulsados: del ataque a los intelectuales a la aceptación y oficialización del estudio de Marx y de todos los filósofos como Platón y Aristóteles. Todo esto no implica un proyecto de fondo que refleje las preocupaciones del presidente de México ni de quienes representan la 4T, sino posturas que el oficialismo defiende cuando le benefician y critica ácidamente cuando lo amenazan. Es buen momento de recordar que este uso indiscriminado de la verdad es algo criticado por la filosofía. No me refiero a que las ideas filosóficas no puedan ser utilizadas para defender los intereses de particulares, me refiero a que la postura política y teórica, al ser producto de un profundo análisis de la realidad, debe arrojar un compromiso firme con aquello que se considera correcto. Tanto la claridad de miras, como el compromiso firme –no así la necedad caprichosa– es algo que hemos echado de menos en los ya cuatro años de gobierno de la 4T.

Por esto hay que salir en defensa del pensamiento filosófico, hay que recordar que la filosofía es una necesidad. Ya la historia o la humanidad del futuro nos dirán qué tan útil les resulta, o en qué forma les interesa, pero mientras haya que dar la lucha ideológica hay que estar igual o más preparados que el adversario.


Alan Luna es filósofo por la UNAM e investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

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