El Estado y el discurso sobre la reproducción de las actividades de produccion no capitalistas

Enero 2023

En economía, las teorías de desarrollo económico se pueden reducir a un puñado de enfoques, que podemos clasificar en grandes rasgos en la perspectiva dualista, la estructuralista y la neoclásica. Uno de los modelos más influyentes ha sido sin duda, el modelo de Lewis. Este plantea una economía dual integrada por un sector capitalista moderno y una sector tradicional, de baja productividad. El primer sector, dinámico y en crecimiento eventualmente absorbería la mano de obra excedente que sale del segundo hasta casi desaparecer. Esta es en términos generales la narrativa dominante desde la mitad del siglo pasado hasta la actualidad, es la narrativa de la transición, donde los polos atrasados de una economía finalmente serian incorporados plenamente dentro de la dinámica capitalista.

En esta noción historicista del desarrollo, la relaciones sociales de producción capitalista, barrerían con las formas “precapitalistas” de producción, como la producción campesina o la pequeña producción de mercancías. Este era el paradigma dominante el siglo pasado y aún sigue dominando entre las concepciones contemporáneas del desarrollo. Sin embargo, lo que vemos en la actualidad en los países subdesarrollados es la prevalencia de estas formas de producción no capitalistas y la existencia de una población excedente que se cuenta por millones, que al encontrarse excluida de su participación en la producción capitalista como trabajadores asalariados recurren a la producción o comercialización informal en pequeña escala de bienes de bajo valor económico, cuyos ingresos apenas permiten su subsistencia. Se estima por ejemplo que en México la población que se ocupa en el sector informal es cercana al 50% de la población ocupada.

En un intento por superar estas estrechas visiones lineales de la historia, han emergido teorías alternativas con el objeto de ofrecer una versión alternativa del desarrollo capitalista en los tiempos que corren. En este trabajo se propone presentar los planteamientos de la teoría postcolonial del desarrollo, basada principalmente en el autor Kanial Sanyal. El objetivo principal es analizar la preproducción de las actividades de subsistencia en la dinámica capitalista contemporánea y el papel que juega el aparato estatal y la formación del discurso en los países del Sur Global en esta reproducción.

Economía de la necesidad

En la explicación postcolonial de Sanyal, el desarrollo contemporáneo capitalista ha creado paralelamente dos subeconomías en su seno mismo. Por un lado tenemos el espacio de acumulación, que es el dominante y el característico del capitalismo. A este se le conoce como economía de la acumulación y está caracterizada por la acumulación del capital, creación de plusvalía y apropiación privada de la ganancia en cada ciclo de producción, como tradicionalmente era planteado por la teoría marxista.

Para entender el circuito de la economía de la necesidad, veamos primero que el circuito de la economía de la acumulación está representado como sigue:

D~M~M’~D’~M’~M’’~D’’~

Esto es, el productor capitalista acude al mercado con una suma de dinero (D) para comprar medios de producción y fuerza de trabajo (M) con los que da inicio al proceso de producción, al final del cual obtiene M’, una suma mayor a la invertida inicialmente, cuyo valor en dinero realiza en el mercado (D’). Con esta suma incrementada vuelve a iniciar un nuevo ciclo de capital.

Por otro lado, tenemos a la economía de la necesidad, que se encuentra fuera del circuito del capital, pero dentro del capitalismo, esta se caracteriza por un conjunto de actividades económicas de subsistencia hechas generalmente por trabajadores por cuenta propia con el objeto de procurarse un ingreso que apenas les permite adquirir satisfactores básicos para subsistir. Un ejemplo paradigmático son los vendedores ambulantes. Para Hernán de Soto representan la fuerza innovadora del individuo en juego, en este caso aplicada a las actividades informales por una cuestión de restricciones institucionales. La economía de la necesidad o de la subsistencia se distingue de la pequeña producción de mercancías en que el productor no inicia con medios de producción aunque sea en modesta escala, pues ha sido desposeído de ellos completamente a través de un proceso de acumulación originaria. Sanyal afirma que la población que participa en la economía de necesidad no cuenta más que con su fuerza de trabajo, pero no encuentra empleo en el sector capitalista. 

Sanyal representa a la economía de la necesidad como:

D~M~M’~D’~(D’-D,D)

La formula anterior nos indica que el productor aquí inicia igualmente con con una suma de dinero (D), que puede haber sido adquirido de préstamo por ejemplo, y con este recurso acude igualmente al mercado a adquirir sus medios de producción (M), a los que pone a trabajar usando, a diferencia del capitalista, su propio trabajo o el de su familia para producir D’, que vende en el mercado por D’. De esta D’, una parte la destina al consumo y la otra la reinvierte en medios de producción. A diferencia de la noción tradicional de los producción de subsistencia, aquí el productor tiene que acudir al mercado a adquirir sus medios de producción pues ha sido privado de ellos anteriormente. Los trabajadores informales de las periferias de la ciudades, por ejemplo, al elaborar sus productos que venderían en la calle han de comprar primero los insumos.

Para Sanyal, entonces, el capitalismo postcolonial contemporáneo no solo reproduce al espacio de acumulación, sino que reproduce asimismo al espacio de la economía de la necesidad. Esto ocurre mediante dos mecanismos que actúan en direcciones contrarias: un proceso continuo de acumulación primitiva y la noción de gubernamentalidad. El primero despoja a los pequeños productores de sus medios de producción y mercantiliza sus medios de vida; y el segundo les provee de programas asistencialistas y de transferencias monetarias y no monetarias con el objeto de que puedan sobrevivir y puedan continuar su reproducción.

En la teoría marxista tradicional, se entiende por acumulación primitiva a los procesos de desposesión de la emergente clase capitalista hacia las poblaciones con formas de producción precapitalistas. Esta apropiación que se hace principalmente de recursos como la tierra y de los medios de vida del trabajador se realiza de manera violenta.

Acumulación originaria

Una visión renovada de la acumulación originaria la ofrece David Harvey en su libro “Nuevo imperialismo”. En este, Harvey rechaza que el proceso de acumulación primitiva se restrinja a los albores del capitalismo. Más bien cree que es un proceso que nunca terminó y ha continuado siendo parte del panorama del capitalismo a lo largo de su geografía histórica, dado que no representa un punto de arranque del capital, si no un proceso continuado. Sin embargo, para diferenciar el proceso de despojo y robo original, con el que el ocurre en la actualidad, Harvey conceptualiza a este último como “acumulación por desposesión”.

Algunas procesos que Harvey identifica en la descripción que el propio Marx hace de la acumulación primitiva son: mercantilización y privatización de tierras, expulsión forzada de poblaciones de campesinas que antes trabajaban y ocupaban esas tierras, mercantilización de la mano de obra y la supresión de formas alternativas de producción pre o no capitalistas, apropiación de recursos naturales, la usura, deuda pública y el sistema de crédito, entre otras.

Este conjunto de procesos puede ser facilitado o restringido por el estado y su aparato jurídico.

Procesos más contemporáneos y propios del neoliberalismo son incluidos también por Harvey dentro de la acumulación por desposesión, entre estos encontramos principalmente a la privatización de activos públicos, incluido los recursos naturales, la liberalización financiera y comercial, y el proceso de devaluación que ocurre luego de crisis económicas o financieras (2004). La nacionalización del litio en Bolivia es un ejemplo claro de lucha contra este continuo uso de los mecanismos extraeconómicos para desposeer a la comunidades de sus recursos naturales.

Apoyándose en la idea de subconsumo de Rosa Luxemburgo, Harvey afirma que el capitalismo requiere de “algo fuera de sí mismo para acumular” (p.141, 2003). Ahora bien, ¿cómo el capitalismo crea este “otro” espacio? El capitalismo puede disponer de espacios no capitalistas ya existentes o crear sus propios espacios no capitalistas pero subordinados a sus necesidades de acumulación.

Harvey profundiza en está dialéctica de los espacios dentro y fuera del proceso de acumulación, pero dentro del capitalismo, o explicados por la propia lógica del desarrollo capitalista. 

Gubernamentalidad

Ahora bien ¿cómo opera la segunda parte relacionada con el concepto de gubernamentalidad?

Tenemos que remontarnos al siglo pasado. Los poderes facticos del mundo capitalista, al ver que la estrategia de desarrollo nacida de la posguerra no alcanzaba los objetivos establecidos, a saber, la industrialización y modernización de las economías en desarrollo, dieron un giro en el discurso en la década de los 70s con la batuta de las principales organismos internacionales, tales como el Banco Mundial, OIT, ONU, entre otras.

La tarea primordial de estas instituciones era antes principalmente el financiamiento de obras de infraestructura y de programas locales de desarrollo. La estrategia después mutó a medidas paliativas de mitigación de la pobreza, abandonando por completo la expansión del espacio de acumulación capitalista y el crecimiento económico. El Banco Mundial se abocó de lleno, por ejemplo, a esta tarea de proveer a las capas empobrecidas de inversión en programas educativos, de salud y vivienda que solo ayudaban y ayudan a hacer más llevadera la vida de los pobres, pero que no ofrece una solución estructural y sostenible.

A nivel local, este giro de timón se reflejó en el abandono de la estrategia desarrollista por parte de los estados nacionales. Su tarea mutó de la planificación e inversión con vistas a generar crecimiento y modernizar la economía a diseñar y ejecutar programas sociales de mitigación de la pobreza mediante intervenciones directas; una estrategia que sigue al día de hoy en muchos países, México incluido, a pesar de su evidente fracaso. Este nuevo papel del aparato estatal se inserta en lo que Foucault conoce como gubernamentalización del estado, cuya noción nos permite comprender las complejidades del funcionamiento del discurso desarrollista contemporáneo como régimen de poder.

Al analizar el poder en las sociedades contemporáneas, Foucault hace referencia a dos de sus formas. Una es a través de la soberanía y la otra a través de la gubernamentalidad. La primera está relacionada con el papel del estado en su calidad de monopolista de la violencia y el uso de la fuerza legitimada en derecho para reprimir, restringir o prohibir a los individuos el ejercicio de ciertas funciones. La segunda se refiere a una forma en que el espacio social es visto como habitado por una población, una masa de individuos, cuya tarea es cuantificar, enumerar, clasificar, etc., para canalizar objetivos de políticas que pueden estar basadas en condiciones económicas, étnicas, religiosas, de edad, genero, etc.

Sobre esta masa de individuos, empíricamente identificables, se aplican las técnicas de gubernamentalidad cuya máxima es la eficiencia. Se sigue pues una lógica basada en el análisis de los beneficios y costos sociales que busca la maximización del bienestar social, un trabajo para expertos y profesionales, que intenta convertir a la tarea de gobernar en una cuestión administrativa y no política.

Gubernamentalidad hace referencia entonces a las intervenciones que el  estado hace en la sociedad con objeto de promover el bienestar general. El siglo XX fue el primero en el que el estado, en su papel de gobierno eficiente y tecnocrático, se vuelve la forma dominante en las sociedades capitalistas contemporáneas (Sanyal, 2007).

Lenin, dentro de la tradición marxista, ya hacia referencia al papel del estado como administrador de la clase dominante, es decir, de la burguesía. Sin embargo, la forma que toma el aparato estatal y las técnicas históricas concretas van mutando con el correr de los tiempos.

Ahora bien, ¿cómo se entrelaza está noción de gobierno en el capitalismo contemporáneo? Ya hemos visto cómo el capitalismo contemporáneo en los países de la periferia global genera no solo un espacio regido por las leyes de acumulación capitalista, también produce un espacio de subsistencia formado por una población excedente que no es absorbida por aquel sector. Aunque el espacio del capital es autosostenible y no necesita directamente del otro espacio, las condiciones políticas e ideológicas de su existencia sí dependen del tratamiento que se le dé al otro espacio. En otras palabra, si antes la legitimidad del capital pasaba por destruir los regímenes precapitalistas de producción, ahora su legitimidad requiere de mitigar la pobreza de estas comunidades y garantizar su subsistencia, lo que requiere transferir parte del excedente capitalista en programas sociales para aliviar la miseria de los desposeídos.

Para Sanyal, desarrollo significa un reverso de la acumulación primitiva. Aunque parezca paradójico, son los propios representantes del capital los que dieron media vuelta y han tomado una agenda que a primera vista parece contraria a la agenda del capital, pero que en nuestros días es la estrategia que contiene y en algunos casos nulifica la fuerza revolucionaria de las masas empobrecidas.

Desarrollo ya no es sinónimo de transformación capitalista sino solo de un intento de mejoramiento de las condiciones de vida de las mayorías empobrecidas ubicadas fuera del dominio directo del capital utilizando tecnologías y procedimientos racionales eficientes y maximizadoras del bienestar social, al menos teóricamente. A esto se ha abocado el estado desde finales del siglo pasado y a esto hace referencia Foucault con la noción de gubernamentalidad. Son básicamente, las estrategias que permiten la preproducción del capitalismo contemporáneo con sus dos espacios en su propio seno. Con la llegada del populismo neoliberal ahora también podemos poner en duda la noción de gubernamentalidad, al menos en lo que concierne a la eficiencia y el uso de tecnologías modernas en la planeación y aplicación de los programas sociales en los tiempo que corren, pero eso es tema de otro trabajo.


Arnulfo Alberto es maestro en economía por la UNAM e investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

Referencias

Harvey, David (2003), The New Imperialism, OUP Catalogue, Oxford University Press, number 9780199264315, October.

Harvey, D. (2004) The New Imperialism: Accumulation by Dispossession. Socialist Register, 40, 63-87. 

Sanyal, Kalyan (2007), Rethinking Capitalist Development: Primitive Accumulation, Governmentality and Post-Colonial Capitalism, Routledge, Londres et New York.

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