El materialismo de Marx. Ideas en torno al materialismo según Politzer (II/II)

Octubre 2022

Hasta ahora, los seres humanos se han formado siempre ideas falsas acerca de sí mismos, acerca de lo que son o debieran ser. Los frutos de su cabeza han acabado por imponerse a su cabeza. Ellos, los creadores, se han rendido ante sus criaturas. Liberémoslos de los fantasmas cerebrales, de las ideas, de los dogmas, de los seres imaginarios bajo cuyo yugo degeneran. Rebelémonos contra esta tiranía de los pensamientos. Enseñémoslos a sustituir estas quimeras por pensamientos que correspondan a la esencia del ser humano, dice uno, a adoptar ante ellos una actitud crítica, dice otro, a quitárselos de la cabeza, dice el tercero, y la realidad existente se derrumbará.

Marx y Engels

Así como el materialismo no se especializa en demostrar la existencia de los objetos externos, tampoco el idealismo es un espiritualismo, es decir que, contrario a lo afirmado por Politzer, el idealismo no trata fundamentalmente de un espíritu superior que ordena el mundo y las relaciones de los seres humanos. El espiritualismo prácticamente desapareció luego de que Kant expuso su filosofía. A partir de Kant, el espiritualismo ocupó un lugar marginal en los estudios filosóficos.

Los filósofos idealistas no se afanaron por demostrar que el mundo giraba gracias a un ente supremo. Realmente lo que impulsó al idealismo era la autonomía de la subjetividad para hacer transformaciones políticas, es decir, los filósofos tenían un motor político. En torno a la necesidad política también Marx estableció su filosofía. El materialismo de Marx es continuación y crítica del idealismo; en el planteamiento de Marx se encuentran subsumidas tesis centrales del idealismo alemán. Es sabido que la filosofía de Marx se centra en el análisis de las relaciones materiales capitalistas, su materialismo explica cómo se dan de hecho los fenómenos materiales en el capitalismo. Uno de los cuestionamientos centrales que guía a Marx es: ¿cómo es que el capitalismo permanece pese a sus graves contradicciones internas?, ¿por qué el capitalismo, en vez de colapsar y aniquilarse, dadas sus problemáticas, sigue desarrollándose? Así, la investigación de Marx está en torno a la manera en que se desenvuelven las contradicciones, y no especialmente en la forma cíclica de la historia que, por lo demás, había sido ya postulada por otras filosofías de la historia.

Karl Marx expuso las condiciones en que las clases explotadas querrían negarse a vivir. No se trata solamente de comprender la esencia del modo de vida, sino de comprenderla y negarla, en una palabra: transformarla. El idealismo comprende el modo de ser de las cosas, es decir, el modo en el que las cosas son. Marx analiza lo mismo, pero no se queda en ese plano de la comprensión.

Permanecer en las discusiones acerca de cómo son las cosas y las relaciones del mundo es, de alguna manera, olvidar la constitución política humana, es negarse a criticar el statu quo establecido. Esto ha sido comprendido en la historia de la filosofía. Platón lo ilustra perfectamente en su alegoría de la caverna.

En esa alegoría, el filósofo griego narra que un encadenado fugitivo logra escapar de la caverna en la que estaba encarcelado, y entonces se da cuenta de que afuera está el mundo real, y que la caverna en que había vivido es un mundo de “sombras”, de opiniones, de mentiras; al volver a la caverna intenta comunicar a los demás prisioneros que ha visto el mundo tal cual es, pero le toman por ciego. Los prisioneros permanecen en sus discusiones de siempre, en torno a mentiras; permanecen en el mundo en que han crecido, se niegan a ver qué hay más allá de eso que conocen, se niegan a analizar el poder establecido que les somete. En esa caverna es casi imposible percibir las cadenas y las sombras, no es voluntad de la gente prisionera estar en esas circunstancias. Los interesados en que el mundo de sombras se perpetúe son quienes están al mando del poder político, pues entre sombras es difícil percibirlos y modificar ese sistema que les beneficia sólo a ellos.

La alegoría de la caverna describe nuestro mundo. Sin embargo, el puro análisis de la alegoría de la caverna y la simple comprensión del sistema social actual perpetúa las injusticias. Hace falta ir más allá; este fue el señalamiento de Marx.

Marx percibió las relaciones humanas y criticó el modelo político capitalista, no se limitó a la comprensión de dichas relaciones ni de conceptos. No solamente estudió cómo se define una mercancía, cuáles son los medios de producción, la definición de clase obrera y burguesía y etc.; pensó en esas categorías y llegó a una conclusión que va contra toda prueba meramente empírica: las relaciones sociales están enajenadas. El estudio de las condiciones de producción y las relaciones sociales lo remitió a algo que va en contra del statu quo actual, no analiza el presente y nuestra situación de clases explotadas, analiza algo que sobrepasa el poder establecido: lo que somos antes de ser personas explotadas, qué es lo que nos mantiene en la condición de gente explotada; en otras palabras: cuál es la ontología de las relaciones humanas capitalistas. Por estas cuestiones, El capital, su gran obra, ha sido censurada, anulada e ignorada por el poder político e incluso se ha borrado muchas veces del currículo de las universidades, pues es precisamente a través del olvido, y de ignorar las reflexiones profundas, que las discusiones políticas evaden las teorías filosóficas que no pueden refutar o que les representan una amenaza. Tal es el caso de la filosofía de Marx que, constituye, de acuerdo con Engels, “el misil más terrible que se haya lanzado a la cabeza de la burguesía”. 


Betzy Bravo es licenciada en filosofía por la UNAM e investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

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