Por Tania Rojas
Enero 2022
En 2020 fallecieron 1 millón 86 mil 743 mexicanos, 338 mil 959 personas más que en 2019, año en que se reportaron 747 mil 784 fallecimientos. Nunca el país había superado el millón de muertes, de aquí se hable de un exceso de mortalidad. El 60% de las muertes adicionales fueron por Covid, las cuales ascendieron a 201,163. Sin embargo, el Covid no fue la principal causa de muerte, las enfermedades de corazón causaron 218 mil 704 defunciones. Del total de defunciones en 2020, “el 92.4% (en 2019 la proporción fue de 88.8%) se debieron a enfermedades y problemas relacionados con la salud, mientras que el 7.6% restante fueron por causas externas, principalmente accidentes, homicidios y suicidios… Por problemas de salud, las tres principales causas de muerte a nivel nacional fueron las enfermedades del corazón (218,704, 20.1%), la COVID-19 (200,256, 18.4%) y la diabetes mellitus (151,019, 13.9%)” (INEGI, 2021). Como se ve, los mexicanos mueren principalmente por falta de atención médica.
Para 2021, de enero al 7 de diciembre, 95,025 personas más han perdido la vida por Covid. La vacunación fue responsable de la disminución de muertes, pero su desordenado y lento avance también es responsable de que el exceso de muertes no se haya minimizado al máximo en 2021. Por otro lado, esta reducción puso al desnudo el deterioro de la atención médica, deterioro que se evidencia en la reducción de los servicios y el desabasto de medicamentos. “La detección de nuevos casos de enfermedades prioritarias en México aumentó durante 2021, tras un año de interrupción en los sistemas de salud básicos del país” (Eje Central, 10 de diciembre de 2021). Esta misma fuente revela que la detección de nuevos casos de VIH aumentó 64.5% en 2021, los de depresión en 23.4%, violencia intrafamiliar 27.3%, hipertensión, 15.9%, diabetes, 28.7%, cáncer de mama, 36.8% y los nuevos casos en muertes maternas aumentaron en 16.3%.
Los pacientes aumentan, pero la atención oportuna disminuye. En la actualidad, 3 de cada 10 mexicanos no cuenta con acceso a servicios de salud, no están afiliados al IMSS, ISSTE, Pemex, Ejército, ni cuentan con servicios privados o del Insabi (Vanguardia, 8 de diciembre de 2021). “En dos años 15.6 millones de personas se sumaron a quienes no tienen servicios de salud en México, señala el informe Signos Vitales” (López – Dóriga Digital, 8 de diciembre de 2021). La cobertura de vacunación contra enfermedades ya eliminadas o controladas como la tuberculosis, la difteria, la tos ferina, el tétanos y la hepatitis está en su peor nivel en los últimos 18 años (Forbes México, 9 de septiembre de 2021). El desabasto de medicamentos ha aumentado considerablemente desde finales del 2019. Esta situación es cierta para todas las instituciones y en todos los estados de la república, aunque el IMSS es la institución con más recetas sin surtir. Entre los medicamentos faltantes sobresalen los que tratan el cáncer, diabetes, hipertensión, y la salud mental (Nexos y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, 27 de octubre de 2021).
El sistema de salud está colapsado, en crisis. Son muchos los indicadores de salud que muestran un servicio sumamente deficiente y limitado. Esto a pesar de haber implementado medidas que supuestamente elevarían los servicios de salud públicos mexicanos al nivel de los mejores en el mundo. La eliminación del Seguro Popular, la centralización de los recursos en el Insabi, fracasados modelos de compra de medicamentos, el inconsistente ritmo de vacunación contra el Covid, la constante desinformación, son políticas de salud que lejos de resolver las deficiencias de nuestro sistema de salud las han agudizado y creado otras más.
Tania Rojas es economista por El Colegio de México e investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.