Enero 2020
La economía es una ciencia que estudia la forma en que la sociedad se organiza para llevar a cabo la producción de los bienes y servicios que necesita para su reproducción, y la forma en que se distribuye el ingreso que se obtiene de esta producción social. Existen varias escuelas del pensamiento económico, todas ellas con explicaciones distintas a este problema. La que domina hoy en nuestros días, es la teoría neoclásica.
Simplificando el argumento, los economistas neoclásicos sostienen que es el mercado quien resuelve mejor la cuestión sobre qué producir, cómo producir, y qué porción del ingreso total le corresponde a cada uno de los que participan en la actividad económica. De aquí que la solución al problema del crecimiento de los países sea su inserción sin ataduras al mercado mundial. Para ello, se impulsan continuamente políticas de libre mercado como la eliminación o reducción de tarifas arancelarias, libre movilidad de capitales, tratados de libre comercio, etc. Pero, ¿cuál es el problema con la globalización?
“La teoría neoclásica impulsa continuamente políticas de libre mercado”
La teoría neoclásica tiene la pretensión de aislar lo meramente económico de los juicios de valor, de los intereses políticos en general. Su método de análisis parte del supuesto de que al mercado confluyen individuos racionales que buscan su bienestar individual, y en esta búsqueda, la sociedad en su conjunto maximiza su bienestar. Estos individuos, en igualdad de condiciones, haciendo uso de su completa libertad, sin distorsiones políticas de ningún tipo, esto es, sin ningún gobierno que interceda por ellos, son quienes toman las decisiones relevantes que definen el rumbo de la economía. Sin embargo, el adoptar este supuesto metodológico, es en sí mismo un posicionamiento ideológico, político.
El mercado mundial de nuestros días está lejos de representar la situación antes descrita. En él subyace una distribución sumamente desigual del poder, de la riqueza y del ingreso. Su funcionamiento no se determina por la toma de decisiones de individuos libres, sino por las decisiones de corporaciones gigantes, cuyos intereses son los que realmente determinan qué producir, cómo hacerlo y cómo se distribuye el ingreso. La globalización es un juego político en el que gana siempre el más poderoso.
Tania Rojas es economista por la UNAM e investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.
tnia.rjas@gmail.com