Creación artística y consumo

Diciembre 2019

En un texto que se publicó como Introducción general a la crítica de la economía política escrito en 1857, Marx hace mención de temas que no tratará después de manera tan explícita. Uno de estos es el de la dialéctica entre la producción de las mercancías y el consumo de estas. La pregunta a responder es la siguiente ¿quién crea a quién?, ¿la producción determina al consumo o el consumo determina a la producción? Casi siempre que se nos presentan problemas teóricos como estos, tan comunes en la realidad, el pensamiento tradicional tiende a ver la verdad en solo uno de los opuestos.

Una forma común de resolver el problema es pensando que la producción no hace sino satisfacer la necesidad del hombre, es decir que las mercancías solo existen porque el hombre necesita comer, vestir, etc., y, por tanto, la producción la determina el consumo; la necesidad, la demanda de mercancías.

Pero la cosa no es tan sencilla. Marx nos dice que hay que tomar en cuenta que la producción determina el consumo de varias maneras. La forma en la que se produce puede determinar el modo en el que se consume. Un sistema de producción en donde lo primordial sea la creación de mercancías como medio para incrementar el capital de los dueños de los medios de producción, creará incluso nuevos bienes de consumo que no sean los estrictamente necesarios para el hombre en un principio. De esta manera, el dueño del capital provoca la necesidad de consumir bienes que bien pudieran no ser una necesidad en un principio. De igual manera, una producción regida por la lógica de la mayor ganancia posible, no repara en modificar las contaminantes formas en las que produce, si con ello cumple su propósito; por lo tanto, la forma en la que se consume, es también contaminante en exceso, y el origen está, como vemos, en la lógica del sistema de producción.

Producción y consumo están unidos, se determinan mutuamente, pues es verdad que la necesidad del hombre exige de la producción de los bienes necesarios para poder satisfacer dicha necesidad.

En la relación producción-consumo en el arte ocurre algo muy parecido. El arte es una necesidad del hombre para expresarse y lograr realizarse como ser creador, pero también el arte ya realizado impacta sobre la sensibilidad de la gente y hace que se aprecien cosas que antes no demandaba el espectador. La educación estética se va desarrollando en parte por lo que se observa en el entorno social, y se puede decir que no solamente el espectador es el responsable de la demanda del arte, sino que el artista puede proponer lo que quiere expresar y hacer partícipe al espectador, buscar que este se sienta identificado con sentimientos que aún no había podido expresar o con nuevas propuestas que sean de su interés.

Este tema cobra relevancia al hablar del llamado “arte de masas”, expresiones creadas supuestamente para satisfacer la demanda popular, creaciones en masa que pretenden ajustarse a la exigencia de la mayoría, obviando deliberadamente que las dolencias y pasiones populares no son estáticas y que están determinadas por la sociedad en la que viven. Aquí se hace notar la importancia de un arte orientado a la masa sin que sea enajenante, es decir, que al mismo tiempo sea una representación de las pasiones generales y una forma de incrementar la sensibilidad y la cultura de todos. Un arte que haga evolucionar el consumo artístico al que se ha acostumbrado al pueblo en nuestros días.


Alan Luna es investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.
alunamojica@gmail.com

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